jueves, 13 de septiembre de 2018

La poesía: un campo de antorchas y de latidos. por Sofía Rodríguez García







La poesía es una aliada insurgente que busca su insumisión en el proceso creativo del poeta y del mundo.  Esto es claro principalmente para el mundo capitalista, ya que saben que es un detonante pasional de destellos que no se abandonan y por tal motivo lo han intentado callar o absorber dentro de las lógicas propias y siniestras de los amos del poder; en ese sentido, aíslan al poeta de todo su ejercicio para cumplir o involucrarse de lleno en una invisibilización de la realidad a punta de “beneficios” o en la mayoría de los casos hacer parte de un sector marginado de la sociedad. Es así, que observamos como muchos   poetas caen en esa “prudencia” de asumir un culto a la estética elitista impuesta para no situarse en ese espacio donde los reconocimientos no transitan en su quehacer cotidiano. Ahora bien, es posible confundirse en este punto en aquello que denominamos panfletario de esas palabras que se consideran denotan la libertad, la poesía no tiene que gastarse su mundo en lo explícito, no es un reportaje a cabalidad, debe observarse más allá de esos muros porque es realmente libre, no necesita expresarse ni mantener en su lenguaje las palabras de una guía rígida mal formulada.
La poesía está en una intimidad que reclama y un mundo social que pule , en todas las esferas del ser humano, en el ejercicio de crear y generar pensamiento, se hace latente en un sinfín de formas que no le interesa corresponder al orden establecido ni tampoco hacer juego donde el ser humano adquiere características por fuera de sus búsquedas, por el contrario, es una recreación de la revolución más allá del lenguaje  que se asoma en su imaginario  tanto en acción como en el amplio dibujo real que nunca se sucede estático; así mismo, se revela  en un ritmo profundo que no espera sino el tiempo donde se diluye para transformarse. La poesía es una revelación en su forma más perfecta y se rebela en su acción libre y espontánea en todas sus dimensiones. Es una manifestación que trasciende lo cotidiano, una necesidad básica en sí misma del ser humano, una incitadora necesaria que pide a gritos otros mundos y la agitación es su esencia natural, su bebida transgresora que aglutina todo revuelo permanente a su paso.
Es la poesía la que tiene ese clamor de los excluidos, una chispa de terrones en cada lugar y perpetuidad del ser vital que sueña, que construye, que no espera con ansias  dislocarse en mecedoras viejas sino ese ser que se va haciendo, diciendo, sin miedo, antimconvencionalidades, anti levaduras de excrementos, y una rotunda negación ante  este mundo de  objetivizaciones. No busca neutralidades porque sería una contradicción ni cafetines light de intelectualoides, busca hacerse en cada momento en cada rebelar-se, retomarse, negarse y echarse como amante aventurera de esquina a cada paso .
“La poesía deambula en los ambientes que nos recorren, en la noche, en el escondite del sol absuelto, recurrente y expectante, una muestra de trozos que nos componen.” Fragmento obra Revelación Nocturnal . Sofía Rodríguez García

"He decidido ser Grito para silenciosos oidores, pasar mi lengua en el fuego tenue y reventarte una risa profunda que me ponga a bailar hoy y siempre (la fiesta de la noche)" Sofía Rodríguez García