viernes, 14 de septiembre de 2018
jueves, 13 de septiembre de 2018
La poesía: un campo de antorchas y de latidos. por Sofía Rodríguez García
La poesía es una aliada insurgente que busca su insumisión en el proceso
creativo del poeta y del mundo. Esto es
claro principalmente para el mundo capitalista, ya que saben que es un
detonante pasional de destellos que no se abandonan y por tal motivo lo han
intentado callar o absorber dentro de las lógicas propias y siniestras de los
amos del poder; en ese sentido, aíslan al poeta de todo su ejercicio para
cumplir o involucrarse de lleno en una invisibilización de la realidad a punta
de “beneficios” o en la mayoría de los casos hacer parte de un sector marginado
de la sociedad. Es así, que observamos como muchos poetas caen en esa “prudencia” de asumir un
culto a la estética elitista impuesta para no situarse en ese espacio donde los
reconocimientos no transitan en su quehacer cotidiano. Ahora bien, es posible
confundirse en este punto en aquello que denominamos panfletario de esas
palabras que se consideran denotan la libertad, la poesía no tiene que gastarse
su mundo en lo explícito, no es un reportaje a cabalidad, debe observarse más
allá de esos muros porque es realmente libre, no necesita expresarse ni
mantener en su lenguaje las palabras de una guía rígida mal formulada.
La poesía está en una intimidad que reclama y un mundo social que pule ,
en todas las esferas del ser humano, en el ejercicio de crear y generar
pensamiento, se hace latente en un sinfín de formas que no le interesa
corresponder al orden establecido ni tampoco hacer juego donde el ser humano
adquiere características por fuera de sus búsquedas, por el contrario, es una
recreación de la revolución más allá del lenguaje que se asoma en su imaginario tanto en acción como en el amplio dibujo real
que nunca se sucede estático; así mismo, se revela en un ritmo profundo que no espera sino el
tiempo donde se diluye para transformarse. La poesía es una revelación en su
forma más perfecta y se rebela en su acción libre y espontánea en todas sus
dimensiones. Es una manifestación que trasciende lo cotidiano, una necesidad
básica en sí misma del ser humano, una incitadora necesaria que pide a gritos
otros mundos y la agitación es su esencia natural, su bebida transgresora que
aglutina todo revuelo permanente a su paso.
Es la poesía la que tiene ese clamor de los excluidos, una chispa de
terrones en cada lugar y perpetuidad del ser vital que sueña, que construye,
que no espera con ansias dislocarse en
mecedoras viejas sino ese ser que se va haciendo, diciendo, sin miedo,
antimconvencionalidades, anti levaduras de excrementos, y una rotunda negación
ante este mundo de objetivizaciones. No busca neutralidades
porque sería una contradicción ni cafetines light de intelectualoides, busca
hacerse en cada momento en cada rebelar-se, retomarse, negarse y echarse como
amante aventurera de esquina a cada paso .
“La poesía deambula en los ambientes que nos recorren, en la noche, en
el escondite del sol absuelto, recurrente y expectante, una muestra de trozos
que nos componen.” Fragmento obra Revelación Nocturnal . Sofía Rodríguez García
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"He decidido ser Grito para silenciosos oidores, pasar mi lengua en el fuego tenue y reventarte una risa profunda que me ponga a bailar hoy y siempre (la fiesta de la noche)" Sofía Rodríguez García
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